Grupo Envejecimiento y Vejez - Red de Instituciones Naciones de Derechos Humanos
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El ser humano por naturaleza y por esencia es vulnerable per se y la reciente pandemia nos recordó la fragilidad que siempre portamos; la especie humana en comparación con todas las demás especies de la naturaleza es la que presenta la mayor fragilidad al momento de nacer, a tal punto que el recién nacido no puede ver por sí mismo como muchas otras especies lo hacen.
Esta vulnerabilidad entendida como la menor capacidad de respuesta para enfrentar y superar riesgos, amenazas o dificultades externas o internas, no se presenta de la misma forma ni en el mismo grado para todas las personas, así como tampoco se presenta de manera homogénea en todos los momentos del curso de la vida.
En razón a la edad, los dos extremos del curso de la vida son los momentos que presentan los mayores grados de vulnerabilidad, siendo esta absoluta al momento de nacer y relativa en la vejez, en la medida en que no toda persona mayor por serlo, es vulnerable en sí misma; lo son dependiendo de muchos factores como la situación en que se encuentren y de lo sucedido o enfrentado durante todo el transcurso de su vida.
De este modo, un porcentaje alto de la población mayor en los países de la región, ya sea porque se encuentran en una situación de salud especial o, porque han estado históricamente discriminadas, excluidas y segregadas en razón a la pertenencia étnica, origen nacional, ubicación territorial, sexo, posición socioeconómica, discapacidad, identidad de género u orientación sexual entre otras variables, se encuentran en un grado de vulnerabilidad mucho más alto incluso, que otras personas mayores de la misma región.
Adicional a las anteriores problemáticas de por sí ya graves, se suma la poca importancia y relevancia que ha tenido la población mayor para los Estados, también para la sociedad e incluso para algunas familias; esto derivado principalmente de la construcción social que se ha hecho de la vejez a lo largo de los años, donde el proceso de envejecimiento o el ser ya viejo o vieja es considerado como algo negativo y un lugar no deseado, así como por las representaciones y los imaginarios sociales que se proyectan en cuanto al proceso del envejecimiento.
Esta situación ha generado que los Estados en su accionar de gestión pública no le den la importancia necesaria a la formulación e implementación de políticas públicas estatales, que trasciendan los gobiernos de turno y que permitan visibilizar y reconocer a este grupo poblacional como personas sujetas de derechos, de libertades fundamentales y de especial protección constitucional; contrario a esto, se continúan proyectando políticas públicas, programas y proyectos de corte meramente asistencial.
Ante este escenario, las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (INDH) conforme a su mandato de velar e impulsar los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas, entre ellas de las personas mayores, cuenta en su quehacer institucional con acciones de promoción y defensa de los mismos y con el importante rol de hacerlos exigibles y así lograr una incidencia real en la vida de ellas.
También para que se pueden promover y garantizar de manera progresiva en cada uno de los países donde ejercen su mandato, los cambios necesarios para que las personas mayores puedan disfrutar de los derechos humanos que les asisten con condiciones de igualdad que les permita disfrutar de una vida digna.
El grupo de trabajo sobre vejez y envejecimiento de la Red de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (RINDHCA), con la total certeza que a través de coordinaciones interinstitucionales mediante la orientación correspondiente para la aplicación de estándares internacionales vinculantes o referentes, se pueden lograr cambios sustanciales en las proyecciones de la políticas públicas donde prevalezcan con principal objetivo el garantizar los derechos y libertades fundamentales que les asisten a las personas mayores.
Por lo que, en el marco del Día Internacional de las Personas Mayores, designado el 1 de octubre por la Asamblea General de las Naciones Unidas como tal, a través de la Resolución No. 45/106 de fecha 14 de diciembre de 1991, se considera bastante apropiado el tema de conmemoración para este año el cual se centra en: "Cumplir las promesas de la Declaración Universal de Derechos Humanos para las personas mayores: entre todas las generaciones", porque invita a que los diversos grupos poblaciones de distintos rangos de edad, se involucren para propiciar que las personas mayores puedan gozar de todos los derechos que les asisten, al igual que a otros colectivos que son parte de la sociedad, así también es una oportunidad para que se promuevan las relaciones intergeneracionales con la finalidad de robustecer el intercambio de saberes entre cada una de ellas.
Este tema también se encausa en el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, para que de manera equitativa las personas mayores puedan ser incluidas en los planes, proyectos y políticas públicas para el desarrollo humano y no se deje a nadie atrás. Asimismo, se enmarca en las acciones de la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030, declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas y liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para sumar los esfuerzos de los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, el mundo académico, los medios de comunicación, el sector privado y, por supuesto, las poblaciones de personas mayores para llevar a cabo una acción concertada, catalizadora y colaborativa a lo largo de 10 años orientada a promover vidas más largas y saludables.
Porque los derechos humanos no envejecen, las personas mayores deben envejecer con derechos.
Grupo de trabajo sobre vejez y envejecimiento
RED DE INSTITUCIONES NACIONALES DE DERECHOS HUMANOS (RINDHCA)